Los sistemas de descongelación convencionales (descongelación por aire estático, descongelación por aire forzado/chorro, aspersión de agua, sistemas de inmersión en agua, etc.) son lentos y suelen generar residuos de producto debido al escaso control del proceso.

En cambio, la descongelación por radiofrecuencia es un método endógeno e instantáneo que deja el producto listo para el siguiente paso en pocos minutos: el producto a descongelar, ya sea en bloques o IQF, se coloca en la cinta transportadora de la máquina de radiofrecuencia y se somete a un rápido calentamiento dieléctrico que lleva su temperatura justo por debajo del punto de fusión del agua, sin pérdidas por goteo ni deterioro bacteriano.

De este modo, además de ahorrar tiempo y preservar la calidad, se pueden gestionar fácilmente los pedidos de última hora y se evita por completo el desperdicio de producto.

Además, al ser un proceso continuo y en línea, se eliminan las manipulaciones múltiples, con un enorme ahorro en costes de mano de obra.

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